Entre lo mundano, creí encontrar la cura a mi soledad, creí haber despertado a la realidad.
Cuando te descubrí, sentí que podía ver el sol sin parpadear y sentir su calor tan cerca de mi piel, que descongelaría mi invierno personal.
Más, demasiado tarde, cuenta me di, de que un verdugo era tu profesión y tu bandera era el dolor.
No pude resistirme a tu belleza, y al dulce canto de tu voz.
Ni al suave roce de tus manos, ni a tus falsas promesas de amor.
Pues la maldad siempre se disfrazara detrás de una belleza sin igual, te hará perder la razón y el corazón con unos besos cargados de espinas que en tu boca se quedaran.
Pues en una noche descubrí, que la daga mortal que acabaría conmigo, vivía en ti.
Y aun que en mi interior sabía que no debía confiar, al corazón no se le puede domar.
Porque aun que las heridas causadas por tu mentira y falsedad son profundas, mi ser vibra con tan solo recordar, tus engaños que entre mis sabanas se disfrazaron de verdad.
Cuando te descubrí, sentí que podía ver el sol sin parpadear y sentir su calor tan cerca de mi piel, que descongelaría mi invierno personal.
Más, demasiado tarde, cuenta me di, de que un verdugo era tu profesión y tu bandera era el dolor.
No pude resistirme a tu belleza, y al dulce canto de tu voz.
Ni al suave roce de tus manos, ni a tus falsas promesas de amor.
Pues la maldad siempre se disfrazara detrás de una belleza sin igual, te hará perder la razón y el corazón con unos besos cargados de espinas que en tu boca se quedaran.
Pues en una noche descubrí, que la daga mortal que acabaría conmigo, vivía en ti.
Y aun que en mi interior sabía que no debía confiar, al corazón no se le puede domar.
Porque aun que las heridas causadas por tu mentira y falsedad son profundas, mi ser vibra con tan solo recordar, tus engaños que entre mis sabanas se disfrazaron de verdad.
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